Confesiones de una fe quebrantada
¿Sabías que una semilla, antes de convertirse en planta, tiene que romperse? Desde afuera parece un fracaso, algo pequeño que se quiebra y desaparece en la tierra oscura. Pero esa ruptura no es el final, sino el inicio. Así ocurre también con nosotros; a veces sentimos que nos partimos en pedazos, pero en esa grieta se está gestando algo más profundo.
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